En sus comienzos el Consejo Directivo de la Federación de Sindicatos Agrícolas, era consciente de los escasos recursos económicos con los que contaban para iniciar su andadura y poder ampliar su base social y operativa. Por ello, concertó un primer préstamo con la Caja de Socorros y Ahorros de Orihuela, y otro posteriormente con el Banco de León XIII de Madrid.

Gracias a las grandes facilidades crediticias, la Federación pudo efectuar compras de fertilizantes en las mejores condiciones de precio en beneficio de sus asociados.

Una vez ocurrido esto, y en una vertiente de obra puramente humanitaria, en el año 1921 se decidió ceder la mayor parte del edificio social de lo que hoy conocemos como Caja Rural Central, para la instalación de un Hospital de Sangre con capacidad para cuarenta camas destinadas a heridos y enfermos de África, obra a la que se ayudó con un gran número de donativos de fondos propios, incrementados con cuestaciones que se realizaban entre los socios.

Igualmente, la Federación intervino en estos primeros años, cuantas veces precisó, para defender ante los Poderes Públicos, los intereses de sus asociados y, no sólo de ellos, sino también de los agricultores de toda la región, mereciendo destacar a tal respecto, la resolución lograda del Gobierno de prohibir la importación de cáñamo a raíz de la puesta en vigor de los Aranceles de Aduanas de 1922. No hay que olvidar que esta planta textil era el principal cultivo de la Vega Baja del Segura.